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Comentarios y observaciones en estos momentos de pandemia

Si comentar estos momentos que vivimos son para no quedarme atrás como otros muchos tantos de mis contemporáneos, mas bien, vienen como resultado de la cantidad de tiempo que hemos adquirido para reflexionar y buscar congruencia con los cambios vertiginosos que se generan con la globalización y automatización que van de la mano, dando tanto noticias de otras latitudes y que al contrastarlas con las gestadas en nuestra sociedad, observamos que otros contextos culturales de sociedades milenarias toman la delantera. Y hacen ver que nuestra sociedad con apenas quinientos años de vida, más o menos, falta mucho por aprender y restituir para apenas alcanzar a dichas sociedades milenarias.

Las características que se muestran en la población con la que convivimos en nuestra nación, apenas si se diferencian de las formas de desempeño y de conformación familiar de los pobladores de apenas doscientos años atrás. Cuando se cambio del siglo XIX al XX, también ocurrieron cambios vertiginosos en la formas de desplazarse en el espacio y concebir al tiempo en horas de trabajo y horas para la familia, éstas últimas conforme pasó el tiempo dejaron de existir. Y que a nuestro país llegó la automatización hasta cien años después.

Hay una colección de personajes de este siglo apenas que terminó, quienes además de comprender el comportamiento de los seres humanos, tanto en grupo como de manera personal, dan los fundamentos que ahora con las neurociencias, podamos respondernos a preguntas, que rara vez acontecieron, como son ¿Deberán ser lineales los fenómenos de educación o de aprendizaje? Las cuales al buscarles una posible respuesta pocas personas las comprendan. Y respondemos los adultos “es que así tiene que ser”. Dando paso a la filosofía del pos modernismo que da posibles explicaciones sobre el tipo de cultura y comportamientos de lo “light” y de la falta de responsabilidad o de sentido de los jóvenes. Pero si Víctor Frankl (1905-1997) menciona: “Ahora la víctima de la represión ya no es el eros, sino el logos. Y si se consigue reprimir el deseo de significado, la existencia de ese significado dejará de ser perceptible.” (pp. 169)

¿Serán los tiempos dedicados al trabajo los que ocasionaron el cautiverio al que alude Frankl? Estos tiempos de “sol a foco” al llegar rendidos a casa y no darnos el tiempo para el relajamiento “correcto” que hoy las neurociencias lo recomiendan para resolver con la ayuda de una mente difusa: esos problemas que no tuvieron solución cuando trabajábamos. Pregunto: ¿Se comprende que el cautiverio o represión que se refiere es con la mente y no con cadenas arrastrando una bala de cañón? A continuación menciono lo que nos dice Víctor Frankl: 

“Bien, si nos centramos en cómo halla sentido el hombre de la calle, nos daremos cuenta de que existen tres caminos que nos llevan a dar sentido a la vida: primero, cumpliendo con un deber o creando un trabajo; segundo, experimentando algo o encontrando a alguien; en otras palabras, se puede hallar un sentido no sólo en el trabajo sino en el amor. Pero el más importante es el tercer camino: cuando nos enfrentamos a un destino que no podemos cambiar, estamos llamados a dar lo mejor de nosotros mismos, elevándonos por encima de nosotros mismos y creciendo más allá de nosotros mismos; en una palabra, a través de la transformación de nosotros mismos. Esto es válido indistintamente para los tres componentes de la tríada trágica —dolor, culpa y muerte—, en la medida en que consigamos convertir el sufrimiento en un éxito y en un logro humano; extraer de la culpa la oportunidad para cambiar para mejor; y ver en la transitoriedad de la vida un incentivo para emprender una acción responsable.” (pp. 189)


Frankl, V. (2012) El hombre en busca del sentido último. El análisis existencial y la conciencia espiritual del ser humano. Ediciones Culturales Paidós, S.A. de C.V. Ciudad de México.

En esta última cita donde se refiere a la tríada trágica, quizás el mas trágico, perdonando la redundancia, es el del dolor. Nadie de nosotros tenemos comprada la vida, dicho de otra manera pocos nos salvamos de perder un ser querido. Pongo de ejemplo a la mujer de José Saramago (1922-2010): doña Pilar Del Río, quién tiene ahora a su cargo una fundación donde continúa con la dispersión del legado de su amado José. Y citando a José Saramago: “En una epidemia no hay culpables, todos somos víctimas”. Frase que aparece en su libro Ensayo sobre la ceguera. Pilar del Río convirtió su sufrimiento en un éxito y en un logro humano.

Otro es el de la culpa. Siempre que se comete un error aparece la culpa como el castigo, que si la llevamos permanentemente, se transforma en una llamada de atención cada vez que la recordamos. Malcom Gladwell (periodista nacido en1963) menciona en su libro Fueras de serie: Por qué unas personas tienen éxito y otras no. Aparece Henry Ford (1863-1947), quien al inventar las cadenas de producción modernas comentaba que cuando cometía un error, lo cual afectaba la economía de su producción drásticamente, decía: «el fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, con más inteligencia».

Y quizás el más esperado y no por deseada sea la muerte de la quien nadie se salva. Buscar trascender y dejar un legado, sean misivas y/o planes de lo más complejos y más hoy día donde hay confusión e incertidumbre. Ya que se tienen modos de desempeño diferentes y formas de vida radicalmente opuestas a las del siglo pasado y completamente emergentes. Los ejemplos de personas que han trascendido, y que dejaron un legado son conocidos. Pero analicemos esto más finamente, cuando al encontrarnos sin salida o posible solución a un problema; muchos de nosotros buscamos la salida quizás más fácil: la muerte. Para no encontrar en ese momento una salida. ¿Cómo con un compañero de infortunio, para salir vivos de una “caminata” por el desierto? Cuando uno de ellos menciona que no da un paso más, y que ahí se queda; el compañero le menciona: hay alguien que me espera, es por quien sigo vivo y agradeciendo que la tengo, ¡así que a seguir en el camino! Este amigo tiene su significado del sentido de vida, y no quiere morir.

Como conclusión: “No voy a aceptar más las cosas que no puedo cambiar. Voy a cambiar las cosas que no puedo aceptar” dicho por Angela Davis. (Filósofa, activista, feminista nacida en el año 1944.)

Pasos a seguir y buscar la alternativa:

Visita el blog de Scott Young y velo como una guía a seguir, por donde caminar con la tercera opción que propone Víctor Frankl y lograr un significado a tu sentido de vida. Es decir, por dónde transformarte.

Mas información en este mismo blog, haz clic en las siguientes ligas:

Cómo crecer tus activos, y apoyar a que te quieres dedicar. 

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